Según los últimos datos de 2020, todavía en 69 países se criminalizan las relaciones entre personas del mismo sexo. En 15 países la ley admite cadena perpetua o pena de muerte.
¿Cuál es la realidad de los países y qué estamos haciendo para crear un mundo más inclusivo?
Mientras la equidad de género y el antirracismo empiezan a ganar terreno en varios países, todavía más de un tercio del mundo reprueba las relaciones entre personas del mismo sexo. Hablar de inclusión, en la forma más amplia del término, va más allá de las siglas LGBTTTQIA. ¿Cuál es la realidad de los países y qué estamos haciendo para crear un mundo más inclusivo?
Reconociendo las diferencias
Cuando hablamos de inclusión reconocemos que los seres humanos somos diferentes: altos, bajos, con cuerpos gruesos y delgados, con habilidades físicas y mentales diferentes, con gustos, preferencias e ideas diferentes. Las teorías de la alienación (aquellas que dicen que todos seamos iguales y hagamos lo mismo) están quedándose sin seguidores y al fin el mundo está mirando con “normalidad” que los humanos somos más bien diversos.
Todxs en algún momento nos hemos sentido diferentes (especialmente cuando nuestra identidad de género o nuestra orientación sexual no son convencionales) y resulta curioso, que esta experiencia de sentirnos “únicos”, sea una reacción humana de lo más común.
Las empresas han sabido tomar ventajas sobre nuestro gusto por las diferencias. Nos encantan los productos personalizados y personalizables. Tu móvil, por ejemplo, tiene una foto de pantalla que tú elegiste, con una protección de tu color favorito, con las aplicaciones que se adaptan a tu estilo de vida, con la letra de tamaño grande, con el tono musical de una canción de tu propia playlist. Las empresas están atentas a ti y a lo que necesitas (quizá demasiado atentas). Pero los gobiernos, la educación y la sociedad en general no están avanzando tan rápidamente.
El acceso a la información
El mundo es desigual. Una persona con discapacidad física es parte del 20% de las personas más pobres del mundo; una mujer no puede caminar sola en Siria porque corre el riesgo de ser asesinada; mientras que si eres lesbiana en Yemen, pueden encarcelarte de por vida.
La desigualdad, a grandes rasgos, tiene su origen en ideas preconcebidas mayormente sin fundamento. Y se mantiene primordialmente cuando el acceso a la información es limitado. Los países más informados suelen ser los más inclusivos.
Desde 2011 la ONU hablaba del internet como un derecho humano, y, si bien no han sido los gobiernos los más activos en esta área, empresas como Google ya están planeando conectar a la humanidad. El acceso a Internet está considerado como uno de los factores que promueven la inclusión, en tanto nos permite conocer lo que sucede (y lo que se piensa) en todo el mundo. Suecia, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Australia y Dinamarca están a la cabeza en el ranking 2020 de los países con el internet más inclusivo. Y una de las ventajas que la pandemia trajo, fue la aceleración del acceso a internet en comunidades menos favorecidas, sobre todo en América Latina, el Caribe y África.
La importancia de la educación inlcusiva
La educación es otro elemento. Y hablamos de educación en su sentido más general, no solo aquella que se da en las aulas. Una educación inclusiva es aquella que considera las diferencias físicas, la identidad y las capacidades diferentes de los seres humanos. Algo que suena casi utópico. La educación tenía (o tiene) cierta tendencia de “homogeneizar” a los estudiantes, sin embargo, nuevas legislaciones y adaptaciones a los espacios físicos y a la currícula están generando un cambio social, que empieza con los más pequeños.
Un paso importante es la desmitificación cultural y racial de los programas de estudio. Esto es, se cuida el lenguaje y las representaciones gráficas, por ejemplo, para evitar asociaciones racistas o no equitativas (como dividir las actividades de acuerdo a intereses, en lugar de dividirlas entre “niños y niñas” u otro factor relacionado al género). Se “normalizan” modelos sociales diferentes como las familias homoparentales y las madres solteras. O bien, se empiezan a integrar actividades con menor rigidez, como la cocina, la jardinería y la meditación.
Con suerte, podremos empezar a ver las consecuencias de esto, dentro de unos veinte años.
La diversidad sexual y la identidad de género
Estos datos, aunque tienen fundamentos serios en las leyes de cada país, debemos tomarlos con cautela. No hay que ignorar que la percepción social es también un factor que altera la realidad estadística y muchas veces “lo que se vive o lo que cree la gente” es muy diferente de lo que dicta la ley. Como en el caso de Brasil, en el que se ofrece una “protección amplia” a las personas LGBTTTQIA de acuerdo a su legislación e incluso está tipificada como delito la homofobia desde 2019, pero sigue siendo uno de los países de con más crímenes de odio en el mundo registrando 446 muertes por homofobia en 2018 y 2019.
Pero la información y la educación parecen quedar en segundo plano, cuando el tema de inclusión se convierte en un atentado contra la propia vida. En países como Guatemala o Pakistán, ser mujer no solo te predestina vivir sin oportunidades laborales, sino que puedes morir solo por el hecho de ser mujer. En América, ser indígena y tener la piel morena tiene consecuencias similares. El antirracismo y la equidad de género están en la primera línea de batalla y, aunque hay territorios conquistados, aun estamos lejos de la victoria.
Qué dice el monitor mundial de nuestros derechos
¿Has temido alguna vez que te discriminen en otro país si viajas con tu pareja? O bien, ¿vives o has vivido situaciones de discriminación en tu propio país? Es válido decir que lxs mujerxs queer nos hemos “acostumbrado” a mantener bajos perfiles, pero también estamos convencidxs de que no es lo correcto. Estamos avanzando un paso a la vez en la visibilidad, en la lucha por nuestros derechos y sobre todo en nuestra libertad de ser y amar.
El informe de diciembre 2020, de ILGA World presenta los siguientes datos:
– En 69 países las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo son ilegales.
– 9 países lo consideran un crimen que se castiga con pena de muerte.
– 6 países otorgan cadena perpetua.
– 19 países tienen condenas de 10 años de cárcel o más.
– Egipto e Irak catalogan este tipo de relaciones como crímenes de facto.
La realidad social vs las estadísticas
Recordemos que en 2018 sucedió el asesinato de la activista Marielle Franco, a plena luz del día, mientras se manifestaba por los derechos de las mujeres negras en el centro de Río de Janeiro. Su viuda, Monica Benicio, continua con su labor y acaba de ser electa concejala en la misma ciudad.

Una lucha permanente
Hay un proverbio chino, que dice “El mejor momento para plantar un árbol fue hace 20 años. El segundo mejor momento es ahora”. Luchar por la inclusión es una actividad permanente donde no tiene lugar la postergación. ¿Qué haces tú para que nuestro mundo sea más inclusivo? Si conoces proyectos en tu país o tú mismx lideras algún movimiento y organización, contáctanos. Hacer sinergias con otrxs mujerxs, es una forma de celebrar que somos únicxs, que cada una de nuestras vidas es valiosx, y de paso nos recuerda que no estamos solxs.
En ELLA Global Community, queremos ser la red de mujerxs queer más grande del mundo. Sé parte del cambio.