¡Hoy le damos la bienvenida a un nuevo año! Y para celebrarnos queremos hablar de libertad.
¿2020 fue un año lleno de cuestionamientos para ti? ¿Te hiciste preguntas profundas sobre tu vida y tus ideas? Muchxs pasamos por ahí. 2020 fue para la humanidad un año de retos, no solo para el sistema de salud de los países y para la economía, sino a nivel personal; el confinamiento nos llevó a enfrentamientos con nosotrxs mismxs y con las personas que más cerca están de nosotrxs.
¿Y qué tal el amor? La llegada de un nuevo año siempre nos plantea nuevos horizontes y, si bien muchxs de nosotrxs ya hemos elegido una pareja, o varias, explorar las “nuevas” formas de amar, es también una oportunidad para cuestionar nuestros límites culturales, para abrir nuestra mente y, por qué no, nuestro corazón.
El amor romántico
La forma de amor que los humanos hemos construido socialmente como el ideal se parece a ésta: Dos personas se enamoran, aparecen pajaritos volando alrededor, hay música que hace danzar hasta los árboles y hacemos la promesa de vivir juntxs para siempre. Todo es bello, incluso nosotrxs. Pero ya sabemos que esas historias no siempre tienen un final feliz y, como escribe Gabriela Weiner, “nuestra experiencia amorosa termina en duelo y farmacéutica”. ¿Por qué? ¿En dónde se rompe la magia y empieza la realidad?
Para responder, pensemos primero en una situación que nos han llevado hasta este momento (en el que es posible, por ejemplo, escribir este artículo en una página para mujerxs queer que es pública en internet). De inicio, lo que tenemos que considerar es que la mujer del siglo XXI es una mujer empoderada. Hay cada vez más información, más oportunidades laborales, más posibilidades de ser y hacer. Y esta libertad “recién adquirida” nos ha llevado a tener más poder sobre nuestros cuerpos, sobre nuestra sexualidad, nuestras actividades y nuestras ideas.
El amor romántico en el patriarcado, “es más bien una forma de control y dominación de la mujer”, como explica la antropóloga Coral Herrera. El despertar del género ha cambiado esta norma. Ya no tenemos que casarnos con un hombre solo por haber nacido mujeres. Ya no estamos destinadas incluso a tener que ser mujeres o a ser madres. Y si seguimos la línea de cuestionamientos, ¿estamos hechxs para vivir en pareja por el resto de nuestras vidas?
Para decirlo rápido, la respuesta es sí y no. Todo depende de ti, de tus propias decisiones y de cuánto estés dispuestx a experimentar en tu vida.
Las definiciones del amor
Para ayudarte a comprender mejor estas “nuevas” posibilidades, te dejamos aquí algunas definiciones del educador y activista poliamoroso Franklin Veaux. Y si tienes unos minutos, te recomendamos hacer este test, para identificar tu posición en el mapa del amor libre.
> Relaciones abiertas
“Podemos tener sexo con lxs demás pero nos amamos solo nosotrxs”.
Se refiere a las relaciones abiertas, de manera consensuada, no son sexualmente exclusivas. Puede ser una relación romántica entre dos o más personas, que permite el sexo fuera del núcleo, pero no los vínculos románticos. Las relaciones abiertas pueden ser indefinidas y marcar los límites a medida que van sucediendo nuevas situaciones (“Nunca hemos hablado de ser exclusivos, pero tampoco de no serlo”).
> Anarquía relacional
“¿Para qué ponerle etiquetas al amor libre?”
La Anarquía Relacional es una filosofía que no prioriza las relaciones románticas sobre las no románticas, esto es, no sigue ninguna norma establecida y crea vínculos sexo-afectivos sin etiquetas ni jerarquías. Activistas como Roma de las Heras especifican que la anarquía relacional no es solamente un cambio en la forma como nos relacionamos afectivamente con lxs demás, sino, todo un movimiento que implica un cambio en la organización social para eliminar los privilegios y las jerarquías.
> Poliamor
“Tengo dos novias y una de ellas tiene otra novia”
Poliamor es una palabra que hemos escuchado mucho. Se refiere a una relación que permite varias relaciones románticas y/o sexuales con otras personas, de forma consensuada. Hay reglas, acuerdos, y no es solo sexo, hay vínculos afectivos y de responsabilidad entre todxs. Siguiendo el mapa de Franklin Veaux, los diferentes tipos de poliamor pueden ser:
- Poliamor jerárquico. Una estructura poliamorosa en la que una pareja o núcleo tiene prioridad sobre el resto de relaciones (“Tengo parejas secundarias, pero solo una principal”).
- Poliamor no jerárquico. Relaciones poliamorosas en las que ninguna relación romántica es privilegiada sobre el resto (“Todas mis relaciones son igualmente importantes”).
- Poliamor abierto. Relaciones poliamorosas en las que las personas participantes están abiertas a la posibilidad de añadir relaciones o amantes (“Tengo una relación poliamorosa, pero puedo acostarme con otras personas”).
- Polifidelidad. Un núcleo poliamoroso de más de dos personas que no permite incluir a otros sin la aprobación del grupo (“Mi novix, mi amante y yo estamos de acuerdo en que estx chicx se una a nuestra relación”).
- Polisoltería. Relación poliamorosa donde no se replican modelos de las relaciones convencionales (“Tengo novia, pero no vamos a vivir juntxs”).
- Relaciones poli-mono. (“Mi pareja es poliamorosa, yo soy monógama. Hemos conseguido que funcione”).
- Poligamia religiosa. Sistema que permite, generalmente al hombre, tener varias parejas por motivos espirituales (“Somos una familia mormona, compuesta por tres esposas y un marido”).
Los acuerdos en las relaciones abiertas
Un tipo de acuerdo, cada vez más común, es la regla de los 100 kilómetros; dentro una relación monógama, por ejemplo, se puede tener un acuerdo temporal: “quiero viajar solx un par de meses; estamos juntxs, pero durante ese tiempo podremos salir con otras personas”.
Otro acuerdo es abrir la relación sin detalles; esto sucede cuando de forma consensuada, una o las dos personas tienen libertad para ver a otrxs, aunque por lo general, sin crear vínculos románticos (“Podemos tener una aventura, pero no demos detalles”).
¿Lo has intentado? De acuerdo con los sexólogos es un práctica “sana” que ha revivido a muchas parejas, siempre y cuando haya consenso.
La libertad de elegir
Si te estás preguntando si este es el fin de la monogamia, te has ido muy lejos. La monogamia es una forma de relación donde ambxs son sexual y afectivamente exclusivxs. Y también es posible. Si a ti y a tu pareja les funciona esta forma de amar, no hay nada que cuestionar.
La riqueza de este momento es que tenemos la libertad de elegir si queremos ser monógamos o no.
Y si nuestra mente y nuestro temple, nos lo permite, o bien nuestro corazón nos lo pide, podemos explorar las diferentes formas de amor. Crear vínculos afectivos con las personas tiene una premisa básica: cuidarnos entre nosotros. Y el fundamento del amor es ante todo amarnos sin violencia, de forma igualitaria y justa.
Si estás solterx, pregúntate a ti mismx cuáles son tus límites y, si estás con una pareja, y quieres experimentar el amor libre, lo que más recomiendan los psicólogos de pareja es hablarlo claramente, hablarlo nuevamente, hablarlo otra vez y consensuarlo. Porque eso sí, ninguna relación, cerrada o abierta, está libre de malos entendidos.
¡Que tengamxs todxs un 2021 lleno de amor!
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